Cuando tus alegres y tan vivos ojos, empezaron a apagarse, sin poderlo evitar.
Cuando ni las lagrimas de ellos salían y sentí que tu vida ya se iba a acabar.
Cuando la luz de tus ojos se veía tan lejana y estaba tan cerca tu dolor.
Cuando ¡maldita sea! La vida se te iba… ¡yo deseaba poderte ayudar!
Cuando, con impotencia en la cama te miraba y no sabia que hacer para calmar tu dolor.
Entonces mami…yo solo te abrazaba y lloraba sin lágrimas… ¡para que tú no sintieras…todo mi gran dolor!
AUTORA: ELENA LISETT PEREIRA
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