Royber es un niño de ocho años, que vive con su mamá, su papa y su hermano Royner.
El es un niño muy travieso e imaginativo, siempre su mente esta trabajando en alguna broma.
Un día tuvo una idea que le pareció maravillosa…nada mas de pensar en sus resultados ¡no podía contener las risas!
Bueno, te voy a contar parte de su plan, para eso debemos entrar en la mente de Royber… ¡cuidado chocas con una de sus ideas locas! Vamos hacia el…
Te cuento que nuestros cerebros, al igual que el de Royber, tienen dos hemisferios o mitades, el izquierdo y el derecho. La parte izquierda es la parte lógica del cerebro desde aquí se controlan y reconocen grupos de letras que forman palabras, grupos de palabras que formaran las frases. Estas informaciones: habla, escritura, numeración, matemáticas y lógica, conforman un conjunto de informaciones que este lado de nuestros cerebros procesa y transforma en palabras, gestos y pensamientos.
¡Pero el hemisferio derecho, no se queda atrás!
El hemisferio derecho rige las mismas funciones especializadas que la parte o hemisferio izquierdo, aunque procesa la información de manera distinta.
El integra y es el eje de las facultades viso-espaciales no verbales.
Quiere decir que es un experto en sensaciones, sentimientos, prosodia, habilidades especiales como: visuales y sonoras no del lenguaje como las artísticas y musicales.
Imagina las situaciones y las estrategias del pensamiento de una forma total, en pocas palabras, integra varios tipos de información como sonidos, imágenes, olores, sensaciones y los convierte en un todo
Imagínate este cerebro como una maquinita con muchas rueditas dentadas que se mueven una a otra ayudándose a crear todas nuestras ideas…
¡Así estaba el cerebro de Royber!
Cuando todos se fueron a dormir, se levanto en silencio…con mucho cuidado, caminaba con la puntita de los pies. Abrió el escaparate y saco camisas, batas, pantalones, una cabeza de anime con su respectiva peluca (que era de su mamá) ¡tenia que taparse la boca con la ropa, para poder aguantar las risas! ¡Pensaba que se haría pipí! ¡Cuánto se estaba divirtiendo!
Comenzó a rellenar una camisa y un pantalón para hacer un hombre sin cabeza, luego con unos largos palos hizo otro…este seria El Silbón, con una dormilona blanca con la que vistió un arbusto en el jardín hizo la sayona ¡ah! Aquí le abrió, por la parte de abajo a la cabeza de anime un hoyito y esta fue insertada en la rama superior del arbusto ¡de veras se veía horrible!
Campeón, quien era su perro y compañero de travesuras ¡también participo¡ lo lleno de escarcha y le amarro latas a su cola, claro esto fue lo ultimo que hizo, tu sabes como son los perros de inquietos…
Cuando se estaba preparando para comenzar su función llevando sus espantos frente a la ventana donde dormía sus padres…escucho un ruido…contuvo la respiración y corrió rápidamente al jardín. Coloco estratégicamente los muñecos y corrió a esconderse entre los matorrales…cuando se disponía a aullar, para llamar la atención de su familia…sintió una respiración muy cerca de su cuello…al instante, una mano muy delgada que le apretó fuertemente el hombro…con el rabito del ojo miro...entonces el pánico le invadió al ver aquella mano larga y huesuda, volteo y sus desmesurados ojos no podían creer lo que estaban viendo…
Cuando se disponía a correr ¡porque a gritar imposible, se había quedado mudo!
Para su sorpresa… ¡La Sayona comenzó a cantar! ¡Y no lo hacia mal ¡ El Silbón resulto ser un excelente bailarín , no así el Hombre Sin Cabeza, ese era un desastre ¡ no sabia ni por donde iba ¡ claro, como no tenia cabeza!
Campeón bailaba muy bien y se ayudaba con el instrumento musical atado a su cola.
La familia al escuchar aquella bulla se levanto y aprovecharon de celebrar la llegada del niño Dios, todavía los padres de Royner piensan que aquellos espantos ¡eran los amiguitos de su hijo disfrazados!
¡Ellos no tienen idea del susto que se llevo Royber!
Autora: Elena Lisett Pereira Cordero
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