Hoy dedico esta poesía a Antonia Cordero, mi tía de los ojos bonitos y los mas hermosos recuerdos de mi niñez… de los días felices en que correteábamos por su casa en Villa De Cura, entre sus plantas… la recuerdo con sus ojos verdes, su cabello canoso prematuramente, su particular sonido de voz, que todavía recuerdan mis oídos. Su casa era para nosotros la salida mas deseada, allí también estaba mi abuela, María Cordero, con su larguísimo cabello totalmente blanco, el cual se tejía en una crineja y se enrollaba en su cabeza como si fuera una plateada corona… todos correteando por la casa de mi abuela, comiéndonos sus bollitos y tomándonos su café, que era un garapito dulce y tibio que nos calentaba el estomago y le daba a mi abuela un ratito de tranquilidad ante el batallón de niños que invadía su casa, que se encuentra frente a la de mi tía Antonia… Mi tía se murió de amor…como esos personajes de las novelas de Jorge Isaac y García Márquez, que languidecían e iban como borrándose c