
EL VALOR DE LA AMISTAD…
El origen del valor de la amistad, esta en el amor, donde los lazos afectivos se unen en un motivo o interés común.
Desde niños formamos grupos donde nos identificamos con nuestros amiguitos, bien sea por vivir cerca, jugar en un equipo, o tener cualquier otro tipo de actividad afín.
Esta unión afectiva se basa en dar y recibir, en reconocer y aceptar las diferencias.
La colaboración y el intercambio reemplazan la agresividad y la desconfianza. Un amigo es un refugio donde depositamos nuestras penas, secretos y confidencias.
Un amigo no es de mi propiedad, pues la amistad se basa en un contrato intrínseco de libertad y apoyo mutuo.
Cuando se rompe el lazo amistoso es porque alguna de las partes ha quebrantado los códigos, ha revelado un secreto, rompiendo la complicidad y la confianza.
“Desde la infancia, se va forjando el camino para entablar relaciones amistosas, primero el pequeño se relaciona con su familia, para iniciar luego su socialización fuera de su hogar, aprendiendo a compartir, a confiar, a establecer lazos afectivos con los niños de su edad y también a aceptar sus diferencias, teniendo gran importancia en este momento, el valor que la amistad, como relación afectiva entre pares, tenga en el seno familiar.
A partir de la escolaridad, cuando el niño va afianzando con mayor firmeza su personalidad, le ir otorgando un valor más genuino a la amistad.
Es al finalizar la adolescencia, con la estructuración definitiva de la vida sexual, cuando el sujeto es capaz de iniciar y mantener relaciones de amistad con el mismo sexo y con el otro, pudiendo separar a las personas con quienes puede lograr un acercamiento erótico y con quienes puede establecer lazos de amistad.
Al inicio de la pubertad, podemos observar "los amigovios", relaciones que son fundadas y que reposan en las identificaciones mutuas; donde prima el encuentro con alguien que se lo nombra y se lo reconoce como semejante: compartiendo afinidades, gustos, amigos, etc.; donde se mezclan y se afirman, entre si, el uno con el otro, en esas primeras experiencias con el "otro sexo".
En el adulto, el vínculo de amistad, esta basado en algún rasgo en común entre las personas, pero al mismo tiempo, mantiene mayor separación e independencia con el semejante.
Finalmente, podemos preguntarnos, cual es el valor de la amistad en nuestra época, donde observamos: el tiempo transformado en prisa, restando de esta forma momentos para el encuentro.
Relaciones basadas en la superficialidad e intereses, familias donde prima la desunión y el desalojo del sujeto, quedando afuera la solidaridad y cooperación y el esfuerzo necesario para el establecimiento de lazos duraderos.
Aceptar las pequeñas diferencias y otorgar el pleno valor a la libertad, darán sentido a lo que llamamos "amistad".” Tomado de REVISTA de SALUD Y PSICOLOGIA DE EN PLENITUD Nº 33
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